A Dios, en primer lugar, por bendecirme con la vida, y con la familia maravillosa que tengo: Mi padre, que no está ya con nosotros, pero que recuerdo cada día, y del que aprendí muchísimo, y al que me faltaron años para decirle cuánto lo quiero.
Mi madre, ejemplar, firme, trabajadora y siempre dispuesta, que nunca nos ha abandonado, aún en las circunstancias más adversas, que siempre perdona y siempre nos permite volver a comenzar, a quien no tendré suficiente gratitud para todo lo que ha hecho por mí.
Mis hermanos, las dos que están con nosotros, y el que nos cuida desde el cielo, todos diferentes, emprendedores, valientes, apasionados, a quienes quiero y respeto mucho.
Mis hijos! La bendición más grande que puedo tener, lo que le da sentido a mis días, y fuerza para afrontarlos. Sus ilusiones, su alegría, su candidez, incluso su fuerza adolescente, me llenan cada día.
Toda mi familia dispersa por el mundo!! A quienes a veces veo por esta ventana, y que extraño ver en persona..
Mis amigos, los de antes, los de ahora, todos, cariñosos, solidarios, con su hombro siempre dispuesto para recostar mi cabeza cuando las preocupaciones me abruman, o mejor aún, a decir esas palabras que nadie quiere escuchar, pero que son las que alertan cuando uno está deslizándose fuera del camino.
Y también quiero dar gracias especialmente a los que no han sido amigos, sino al contrario, porque, así como dijo aquel escritor, de ellos también he aprendido, y he salido fortalecida de esa interacción.
Cuando me preguntan la edad, especialmente mis hijos, siempre he respondido, a tono de broma, pero con la convicción de que es un hecho, que hace equis años que tengo 20 años. Pues hoy, hace 30 años que tengo 20, porque el espíritu, la fe, la alegría, la capacidad de soñar, la ilusión, todas esas virtudes que tenemos de niños y de jóvenes, y que vamos apagando con los años, esas, las tengo intactas. Como dice una canción de Ricky Martin "llevo intacto al niño que hay en mí", y espero que siga siendo así por el resto de mi vida.
¿Que si me da miedo? Claro que sí, hay momentos que siento pánico, que lloro sola, porque me asusta pensar que no podré con mis responsabilidades, con mis proyectos, con mis tareas. Pero respiro profundo, y pienso que sí, que yo todo lo puedo, y sigo adelante.
¿Que si me equivoco? Todos los días!! Claro que me equivoco, porque cuando tomamos decisiones, corremos el riesgo de equivocarnos, pero reflexiono, analizo lo hecho, y procuro avanzar corrigiendo mi camino.
Hoy, cuando la vida me bendice con un año más, quiero compartir con ustedes que, aunque hayan dificultades, aunque los sueños de niña no se parezcan a las realidades de adulta, aunque el dolor nos haya visitado demasiadas veces, y tengamos que aprender a vivir con él, adoro la vida, y a mi familia, y a mis amigos, y especialmente a mis hijos, y la seguiré viviendo con la misma fuerza, con la misma ilusión y alegría, porque no conozco nada mejor!